Aquellos presentes en la noche del jueves podrán decir que vivieron lo más parecido al Génesis de Peter Gabriel de los años ‘70. Y si a eso se suma la presencia del guitarrista Steve Hackett, uno de los protagonistas de aquella época con siete discos en su haber, la fiesta es completa.
En las dos noches (miércoles y jueves con idéntico setlist), en el Teatro Coliseo se vivió una clase magistral de rock sinfónico con un invitado de lujo -Hackett, obvio- y un nuevo vocalista que dará que hablar: el joven y enigmátigo chileno Tomás Price, que viene del grupo Foxtrot. A pesar de su frialdad escénica (jamás se dirigió al público y su pose de brazos cruzados fue constante), el cantante posee un timbre metálico de voz a la altura de su histórico predecesor, Ignacio “Nacho” Rodriguez Genta, quien falleció en enero pasado luego de ser víctima de una avalancha de nieve en un centro de ski de Nagano, Japón.
La óptima acústica del Teatro Coliseo, una precisión quirúrgica en el uso de los instrumentos, sobre todo en los contrapuntos electro acústicos de las guitarras entre Hackett y Leo Fernández, se amalgamó con una sobria puesta en escena en dónde las luces azules y púrpuras crearon un clima intimista, digna de la etapa más progresiva de Genesis. No faltó una máquina de humo que tiñó, por momentos, de una densa niebla el escenario y acompañó a las artística proyecciones visuales que recrearon discos claves de la arquitectura genética como Nursery Crimes, Foxtrot, Selling England by the Pound, A Trick of the Tail y The Lamb Lies Down on Broadway.
Steve Hackett intentó hablar español, lo consiguió por momentos pero luego optó por un acotado inglés que dio lugar a los agradecimientos de rigor al respetable y el constante recuerdo a Nacho. Al tercer tema, Dancing With The Moonlight Knight, la banda entró en calor y le comenzó a mostrar a su gente las perlas de su arsenal musical.
Alrededor de Genetics hay un carácter artesanal que emula a la obra setentosa de los históricos Peter Gabriel, Tony Banks, Mike Rutherford y Phil Collins. Sí, Steve Hackett tuvo un rol importante en este período y lo demostró en The Fountain of Salmacis, Can – Utility and the Coastliners y los pasajes instrumentales más íntimos como el brillante Hairless Heart. Resultó inolvidable la seguidilla de The Lamia y Firth of Fifth para también dar lugar a una pieza clave del repertorio Hackett (Entangled) y desplegar durante 22 minutos Supper´s Ready, quizás la canción más completa de Genesis.
Para los bises, y luego de un emotivo discurso del bajista Claudio Lafalce en el cual destacó “la celebración de un nuevo comienzo” , asomaron las nubes de Watcher of the Skies y el cierre clásico e infaltable, The Musical Box, que demostró cómo la Caja de Pandora genética se abrió una vez más.
Por Pablo Raimondi
https://www.clarin.com/musica/genetics-steve_hackett-genesis-peter_gabriel_0_rJm3uPFw7l.html